Soy una madre de Plasencia, Cáceres. A mi hijo mayor, de 12 años, le diagnosticaron en septiembre de 2008, déficit de atención, despues de que llevábamos luchando desde que comenzó la primaria. Todavía no tengo muy claro si el diagnóstico era con hiperactividad o no, porque el neuropediatra (por lo que dicen algunos, el mejor en esto) nos dijo que mi hijo le desconcertaba, que le diagnosticaba TDA, con una hiperactividad interna, un subgrupo de todo esto, que según él, todavía no había recibido el nombre, pero que próximamente en los nuevos ITEMS que saldrían no se cuando, podría encontrarla.
¿Por que le llevé a este neuropediatra si yo soy una gran defensora de no medicar a los niños?, pues muy sencillo, para la tranquilidad de todos y en especial y por consecuencia para la tranquilidad del niño. A nivel personal, necesitábamos que le "etiquetaran", supongo que sabes a qué me refiero, cuando constantemente recibe el calificativo de "el vago", no aprueba esas agotadoras pruebas de matemáticas que consisten en cuentas interminables, pues se confunde al leer un número, esas notas de "hay que estudiar más" escritas en la cabecera de los exámenes y esas tardes interminables, en la que tu hijo es el único de los amigos que no ha ido al parque mientras se pasaba con su madre o su padre las horas delante de un libro, para dejarla a la hora de dormir........interminable, ¿qué te puedo contar?.......supongo que sabes de lo que te hablo.
Al obtener previa consulta, el deseado calificativo, que tú como madre conoces desde siempre y por el que todo el mundo te califica de histérica, protectora o atacada, obtuvimos tambien el visado por el cual ya, se le dejó de aplicar el calificativo de "el vago" tan a la ligera. ¿Cuál fue el precio del diagnóstico? "el precio" de tal diagnóstico, no fue solo económico, ya que también pagamos con una incertidumbre, mar de dudas y culpabilidad por la medicación.
En el primer momento, decidimos tirar para delante con sexto curso de primaria sin la medicación, pero la autoestima del niño, en un momento dado, se vió tan baja, que decidimos "probar", ya que quedaba un trimestre y considerábamos que era el lugar y momento idóneo para ello, ya que en el cole le conocen de siempre y el instituto (en el cual empezó en septiembre) podía resultar un caos.
Al niño le fue estupendo, no lo niego, pasó sexto curso bien y contento. La autoestima recuperada. Pero bajó de peso, bajó bastante de peso y aunque habíamos obtenido la calificación académica deseada, en su mirada aún no habia desaparecido esa nota de tristeza y frustración que nos decía que el problema seguía ahí.
Llegó el verano de 2009 y nuestro hijo dejó la medicación para descansar, tal y como nos dijeron. Desde mediados de junio a mediados de agosto, aumentó siete kilos de peso y dejó de hacer una especie de tics con la garganta que hacía mientras estuvo medicado. En ese momento nos planteamos que una medicación tan agresiva en pleno desarrollo no es lo que queríamos para nuestro hijo y comenzamos a buscar información en internet, hasta que encontramos el Blog de Rosina Uriarte. A partir de ahí, me puse en contacto con ella e intercambiamos correos electrónicos que nos fueron de una ayuda impresionante. Hemos confiado en las alternativas y con un impulso enorme nos pusimos a buscar soluciones definitivas, ya que aunque la medicación es cómoda, solo tapa no cura.
Ya en infantil, la maestra nos comentó que había que repetirle las cosas cinco veces, que no oía y que era muy inteligente por que solo atendía a lo que le interesaba. Nuestro hijo no gateó y con seis años no tenía la lateralidad definida y le definieron la de la mano a la derecha, mientras es zurdo de pié y pintaba bien con las dos manos. Es un niño maravilloso, creativo, cariñoso, emotivo y muy inteligente y el sistema (lo único que conocíamos hasta ahora) se empeña en que les anulemos estas cualidades a base de medicación (rubifen en su caso 1/1/0, de 10, que yo reduje a 1/0/0) o se cargan ellos su autoestima.
Hoy comentaros que estamos muy contentos con todo lo que hemos hecho, lo cual resumo a continuación: en primer lugar, en agosto, hizo la terapia auditiva de Berard con Charo y Victor en Vegakids. Una maravilla de personas. Luego fuimos a TMR con Eva Rodriguez, la cual nos mandó algunos ejercicios que hacemos todos los días, bueno, alguno se ha saltado. Y finalmente hemos ido a Skeffingston el día 22 de septiembre y estamos pendientes del informe, aunque ya nos adelantaron que había problemas de foco (en la visión).
Con Vegakids, los resultados los empezamos a notar a partir del quinto día, estando con la reeducación auditiva. Es asombroso la alegría que recuperó, las ganas de hacer cosas, la participación y en definitiva la subida de autoestima que todavía mantiene. Parece que recuperó algo que había perdido. Comenzó a leer en el metro un libro que según el "antes no lo leía por que no lo entendía". Despues de este libro vino otro y otro y se ha acabado la colección de seis en menos de mes y medio. Es como si eso le hubiera quitado un bloqueo que tenía y a partir de ahí, unido a TMR, le está dando ese empuje que le faltaba.
El ánimo es otro, está mas positivo, risueño, colaborativo, en definitiva, no está frustrado y su mirada es otra. El otro día me comentaba "mamá, es que desde que he ido a Madrid estoy muy feliz".
Pienso que el niño tenía algo que no le dejaba obtener los resultados académicos que se exigen, con la naturalidad que un niño tiene que sacarlo. Para el los estudios han sido una renuncia constante (parques, cine, en definitiva ocio) porque siempre planeaba la sombra de algún examen. Para la familia lo mismo, pues los lunes se unían con los domingos y otra vez con los lunes, sin tener un día de ocio como cualquier familia que nos rodeaba. Siempre hemos estado haciendo deberes, estudiando, copiando cien veces los ejercicios mal hechos o repitiendo tareas por olvidarse los libros en algún lugar. Pienso que tal vez, ese TDA, era simplemente un problema auditivo y visual, mezclado con algo motriz (normal, teniendo en cuanta que en estas pruebas que hemos hecho, ha resultado zurdo de pié, diestro de ojo, sin definir la lateralidad del oido y con las manos ambidiestro corregido a diestro). Qué fácil es meter a todos los niños en este espacio tan amplio llamado TDA-H.
Académicamente, hemos empezado 1º de la eso, de otra manera: el cuaderno está mucho mas ordenado, la agenda la trae todos los días con las tareas anotadas, las cuales se pone a hacer sin protestar y sin que le mandemos. En clase está muy participativo, incluso se ha presentado a delegado y aunque no ha salido, le ha resultado gracioso. Ha recibido un siete en el primer examen de Sociales y los esquemas que hace para estudiar, no tienen nada que ver con el curso pasado. Si hay lagunas, sobre todo en comprensión lectora, pero entiende las cosas. Antes podíamos hacer un ejercicio de lo que fuera y caer en el examen y suspender por que no lo había hecho, no se acordaba o lo hacía mal. Ahora, los contenidos matemáticos los entiende con mayor brevedad.
El otro día hubo un campeonato deportivo y quería llegar al final y aunque le costó bastante (hacía cuatro años que no practicaba escalada), llegó. Hace cuatro años, con mayor forma física en ese deporte hubiera abandonado por vergüenza, ahora con menos habilidad pues no practicaba hacía tanto tiempo, llegó arriba por que creía en él. Eso es lo que más felices nos hace, que no abandona por que ha vuelto a confiar en él y ese subidón de autoestima le hace tener un amor propio que se había estancado entre las frustraciones generadas por aquellos que le hicieron creer que era un vago y que no valía.
Estamos muy contentos, ya que ha pasado poquísimo tiempo y todavía no hemos comenzado la visual. Ah! estamos con Homeopatía y le damos un complemento de Omega. La dieta es algo que tenemos pendiente, aunque le hemos quitado el chocolate (incluido en polvo) y los dulces, aunque no comía mucho.
Me parece un sueño. Por supuesto, todo esto influye en el día a dia de toda la familia. Yo, le comentaba a mi pareja un día, que sentía que lo estábamos haciendo bien. Como madre, se me ha quitado ese nudo en el estómago que te genera la mirada triste de tu hijo, se me ha quitado la sensación de que le pasa algo, de que es diferente, de que se frustra por todo, de que no tiene arranque ni ganas. Le veo feliz y yo lo estoy con él y todo esto lo vive la familia.
Ya he hablado de esto con cinco familias con historias parecidas y a nivel docente con algunos en particular. Me consta, que algunos padres ya han pedido citas.
Optemos por realizar las cosas como creemos y no como nos obliga una sociedad donde premia el resultado académico sobre otras cosas.
Un saludo,
Raquel. (De Plasencia, Cáceres.)