Empezamos el peregrinaje de profesionales a la temprana edad de 18 meses (niño adoptado con 11 meses procedente de adopción internacional). Psiquiatra, neurólogo, psicomotricista, psicólogos varios, etc........ En cada momento de su vida nos apuntaron hacia los más diversos diagnósticos (cuando aún no hablaba autismo, cuando empezó a hablar asperger, después, trastornnos generalizados del desarrollo, etc.....).
No somos profesionales de esto, pero entendíamos que había razones suficientes para que tuviera un retraso madurativo, pero los profesionales entendían que eso tendría que haber desaparecido en le primer año de estar en la nueva familia. O sea, que un año borraba de un plumazo toda la falta de estimulación que había padecido el primer año de su vida. Gracias a Dios nunca perdí la esperanza y continué indagando por mi cuenta otras vías alternativas porque ya ví que de todos los profesionales a los que habíamos acudido y habíamos pagado cantidades importantes de dinero no habían conseguido nada. Olvidaba decir que en este recorrido varias veces se nos ofrecieron diferentes medicamentos para mejorar la concentración, sobre todo a nivel escolar.
Pues bien, después de todo esto conocimos la Terapia de integración sensorial. Comenzamos hace un año y medio, cuando el niño tenía 13 años y empezamos a notar mejoría. El paso mes de Julio, coincidiendo con las vacaciones iniciamos la TMR y la terapia visual. Desde el primer mes notamos una mejoría considerable en la corporalidad. Mi hijo dejó de ser "un bulto rígido" y pasó de repente a seer armonioso en los movimientos. Mi marido, escéptico donde los haya, reconoció desde el primer momento que había habido un cambio significativo. Tres meses han pasado y empezamos a notar cambios en la disposicion que él tiene para todo. Todavía no podemos decir nada en cuanto al aspecto académico, pero le vemos mucha mejoría a todos los niveles.
Seguiré contándoos. Pero sirva mi testimonio para que el diagnóstico-sentencia de muchos profesionales no termine con la esperanza de muchos padres que acaban tirando la toalla por desconocimiento de estas otras alternativas.
Gracias por todo.
Ana (de Las Arenas, Bizkaia)