Fui por primera vez a una revisión auditiva con 16 años al notar que tenía dificultades en los estudios. Hasta ese momento no me había dado cuenta de lo que el sistema auditivo repercute en nuestro día a día. Y es que, después de haberme hecho la revisión y haberme detectado cuales eran los “problemas” que tenía, acudí a la reeducación auditiva.
Con ello fui notando a medida que avanzaba, que sonidos que hasta ese momento para mi sonaban de una manera, sonaban en realidad de una manera distinta, como por ejemplo la musiquilla que ponen en los trenes antes de anunciar cual será la próxima parada.
Desde ese momento supe que la reeducación auditiva funcionaba. Y tanto es así que de haber estado pensando en dejar el Bachillerato, porque pensaba que era incapaz y que no podía, ahora me estoy planteando el estudiar una carrera.
Así que si algo tengo claro, es que si al final la estudio, gran parte será gracias al esfuerzo que yo haga pero, otra gran parte será gracias a la reeducación auditiva. Ya que sin ella habría seguido “medio sordo” y seguramente me habría dado por vencido.
(Este testimonio nos lo envía un chico de Bilbao)