domingo, 1 de noviembre de 2009

37. UN SOPLO DE AIRE FRESCO




Cuando mi hijo tenía 4 años y medio se hizo evidente su dificultad para mantener la atención. Leí cuantos libros sobre el TDAH cayeron en mis manos, en todos ellos se hablaba de la terapia conductual y de la medicación como únicas opciones válidas. A la medicación no estaba dispuesta a llegar salvo como ultimísima opción, las técnicas conductuales fueron de gran ayuda, pero con un alcance limitado, yo tenía muy claro que ese no era el fondo de la cuestión.


Una cosa sí que saqué en claro, todos los libros hacían referencia a que estos niños presentaban un nivel de maduración inferior al que sería de esperar para su edad y que en un porcentaje elevado seguían manteniendo los síntomas de falta de atención en la edad adulta, o sea que nunca llegaban a madurar. Por supuesto en ninguno de ellos hablaban de ninguna técnica o sistema que ayudase en ese proceso de maduración; vamos que había a esperar a que, con mucha suerte, el niño madurara espontáneamente, como los tomates puestos al Sol, o algo así, o que "aprendiera" a atender.


A partir de ese momento tuve claro que tenía que encontrar la forma de ayudar a mi hijo a madurar hasta alcanzar el nivel correspondiente a su edad.


Con 5 años llevé a mi hijo al centro de estimulación temprana más concurrido de Alicante, le diagnosticaron "retraso madurativo leve" y comenzaron con un programa de estimulación a base de juegos y ejercicios para ejercitar la atención, vamos más de lo mismo, como si no te gusta la sopa y te dan tres tazas. El niño iba llorando y a mí no se me escapaba que no dejaba de ser una "estimulación" muy superficial y que difícilmente podían ayudarle a madurar en lo mas profundo de su ser.


Un día, no recuerdo ni cómo, aterricé en el blog ESTIMULACIÓN TEMPRANA Y DESARROLLO INFANTIL, lo que tenía delante de mis ojos era radicalmente distinto de todo lo que había leído hasta ese momento, en lugar de centrarse en los síntomas (falta de atención, hiperactividad, dificultades de aprendizaje..) todos los artículos publicados hababan de problemas de fondo que podían causar muchos de los síntomas que tenía mi hijo y lo mejor de todo es que proponían soluciones que no pasaban por la medicación, fue como un soplo de aire fresco, y lo que dio un giro radical a mi vida y a la de mi hijo.


Dediqué un montón de horas a leer todo lo que estaba publicado en el blog. Para aclararme anotaba en una libreta los nombres de las diferentes terapias y sus características. De repente "descubrí" que la gran mayoría de ellas consistían en una serie de ejercicios físicos que debían de hacerse a diario y que estos ejercicios, de una forma u otra, reproducían los movimientos que hacen los niños pequeños, especialmente durante el primer año de vida.


Ahora me parece algo absolutamente obvio: puesto que los niños "normales" alcanzan un nivel de madurez adecuado haciendo esos movimientos, si permitimos que nuestros niños inmaduros los repitan de forma sistemática durante algún tiempo le damos una segunda oportunidad de maduración al cerebro; pero en su momento fue como si hubiera descubierto la rueda.


Gracias a todos los artículos que leí en el blog y a varios libros empecé a "ver" lo que siempre había estado ahí, muchas cosas yo ya las intuía pero no había sabido ponerles nombre pero lo que era mas grave tampoco figuraban en el informe del centro de estimulación:
- Mi hijo ya tenía 5 años y no tenía una lateralidad definida, escribía con la mano izquierda pero la mayoría de las acciones espontáneas las realizaba con la derecha, también chutaba con la pierna derecha, no había ojo dominante.
- Era muy torpe y descoordinado, corría a saltos, sin coordinar la pierna derecha con el brazo izquierdo y viceversa. Su motricidad fina era muy pobre y se ponía nervioso cuando intentaba hacer cualquier tarea manual de cierta precisión.
- Sus movimientos de seguimiento oculares eran desastrosos y guiñaba los ojos continuamente.
- Oía hasta el más mínimo susurro pero parecía no escuchar, parecía cansado y con frecuencia decía "estoy triste".


Comenté todos los "descubrimientos" que había hecho en el centro de atención temprana, para mi sorpresa los echaron por tierra, según ellos estaba demostrado que no servían para nada, así que decidí no llevar más a mi hijo a ese centro y decantarme definitivamente por las terapias "alternativas".


Elegir la terapia o terapias mas adecuadas para mi hijo no fue fácil. El tema de la lateralidad me pareció crucial, varios profesionales, que no se conocían entre sí, me recomendaron el Instituto Médico del Desarrollo Infantil, así que pedí cita con el Dr. Ferré. Como la visita se iba a demorar varios meses empezamos a trabajar:
- En septiembre de 2008 hicimos Berard en COPEP de Elche.
- Casi al mismo tiempo empezamos con la TMR, y aproveché una visita de Eva Rodríguez a Valencia para que lo evaluara, gracias a la cual conocí el CEI de Valencia.
- Así que en diciembre añadimos la Integración Sensorial.
- En febrero de 2009 acudimos a la primera cita con el Dr. Ferré, el cual aprobó todas las terapias que estábamos haciendo y añadió ejercicios para ayudarle a definirse lateralmente y algunos complementos de terapia biológica.
- En agosto de 2009 hizo RPG (Reeducación postural global) en su especialización de "ojos", lo cual le ha ayudado mucho con los movimientos oculares.
- En septiembre de 2009 comenzamos la terapia visual en óptica Gonzalo de Gandía.


En estos trece meses mi hijo ha acudido muchas veces al CEI Valencia a terapia de Integración Sensorial y a evaluaciones de reflejos, asistió al campamento terapéutico de Julio, ha visitado de nuevo al Dr. Ferré, ha recibido sesiones de osteopatía … y sobre todo ha hecho los ejercicios en casa todos los días. Tanto me ha enganchado este asunto que hasta yo hice un curso de formación de TMR en mayo.


Este año de trabajo ha sido muy duro, los ejercicios hay que hacerlos todos los días sin saltarse uno y al niño no siempre le apetece, pero el balance es sin lugar a dudas muy positivo. Está más alegre, más coordinado, sus reflejos primitivos prácticamente integrados, ha desaparecido su hipersensibilidad táctil, sus movimientos oculares han mejorado mucho, a nivel escolar a avanzado mucho en el aprendizaje numérico y comienza a mostrar gran interés por la lectura y la escritura, aunque aún no está al nivel de sus compañeros.


Aún nos queda mucho trabajo por delante: su atención, aunque ha mejorado considerablemente, aún es fluctuante y tiene que mejorar su coordinación y definición lateral para alcanzar el nivel correspondiente a su edad, pero yo confío que con trabajo y mas trabajo lo logrará.


Mi agradecimiento a todos los profesionales "alternativos" que han tratado a mi hijo, y sobre todo a las madres que han compartido conmigo su experiencia y me han animado en los momentos difíciles, y sobre todo a mi hijo porque gracias a sus problemas he descubierto el fascinante mundo del desarrollo infantil. Gracias


Carmen (Alicante)