lunes, 26 de octubre de 2009

34. PARA MI VIDA HA HABIDO UN ANTES Y UN DESPUÉS DE LA TMR




Quiero colaborar con el blog dando mi testimonio, para dar esperanza a otros padres que puedan estar en una situación similar.


Soy madre de muchos hijos y gracias a Dios todos sanos, pero uno de ellos empezó con problemas académicos desde 3º de Primaria. De siempre yo le veía algo distinto que los demás en cuanto que no era un niño muy ágil motrizmente. Tenía un gran problema de atención: nunca se enteraba de las tareas, olvidos de libros, no prestaba atención a las explicaciones del profesor y si no se estaba encima de él, podía pasarse todo un día sin hacer nada, ni en casa ni en el colegio. La verdad es que al colegio iba a comer y al recreo, porque de todo lo demás no se enteraba de nada. Pero a pesar de todo era feliz. No le faltaba nada en la vida, tenía unos padres que se querían y que le querían, tenía lo suficiente para comer, para vestirse...pero despues de algunos años , de conocer fracaso tras fracaso después de un cada vez mayor esfuerzo para llegar a las exigencias del colegio, se fue haciendo cada vez más introvertido, más callado, más inseguro...hasta llegar a una depresión.
Y todo ¿por qué? porque no llegaba a los objetivos del colegio como los demás y eso que se esforzaba ochenta veces más que ellos.

La situación poco a poco se convirtió en un problema familiar, pues los planes estaban supeditados a los trabajos, exámenes etc...de este pobre hijo mío. Los expertos pasaban de meterle en el cajón de sastre de inmaduro, que todo era vaguería ( ¡pero si lo único que hacía era estudiar!)... hasta me llegaron a decir que es porque no tenía capacidad suficiente.

Hicimos una terapia visual (pues tenía muchos problemas a ese nivel) pero no se me arregló el problema. Hasta que los mismos optómetras me presentaron la posibilidad de hacer la TMR ( terapia de Movimientos rítmicos). La verdad es que en cuanto me enseñaron los ejercicios que debía de hacer, pensé que era una tontería, pero como mujer desesperada, la llevé a la práctica. En ese momento estaba dispuesta hasta hacer el pino puente con la nariz si eso le podría ayudar a mi hijo. Y mi sorpresa fue cuando después de tres - cuatro semanas de empezar, noté que memorizaba mejor. Yo no lo podía creer. Que mi hijo memorizase en un tiempo razonable era algo insólito!!!

Mi hijo tenía entonces 13 años. Hicimos la terapia durante un año. Ahora está cursando 1º de Bachillerato(algo que me habían vaticinado que sería imposible) es un chico completamente autónomo, responsable, seguro de sí mismo, con amigos, con ilusión por su futuro profesional...En fin, que es como un milagro... con todo lo que hemos sufrido verle así...sólo puedo dar gracias a Dios. Me ha cambiado tanto la vida ( y a él no digamos) que hice la formación completa de la terapia y la aplico a otros niños para que también se beneficien de ella. Para mi vida ha habido un antes y un después de la TMR.

Todos pueden, todos deben de poder, sólo hay que ayudarles. Animo a todos los padres que lean mi testimonio a que no se rindan, a que nunca tiren la toalla con su hijo. Hay alternativas sin efectos secundarios negativos. Sólo hay que dedicarles tiempo y ganas.

Aprovecho para dar las gracias a Eva Mª Rodríguez, que fue la persona que le dio el alta y que me ha ayudado en mi formación, y a Dios, que la puso en mi camino cuando yo no podía más.

M. A. R. (Madrid)