martes, 4 de marzo de 2014

106. UNA MADRE AGRADECIDA

 
Soy madre de tres niñas. Mi segunda hija tuvo un embarazo traumático, pensaban que moriría. Finalmente nació prematura y permaneció bastantes semanas en una incubadora de la UCI con respiración asistida. Después se saltó las etapas de suelo (reptado y gateo) ya que le regalamos un andador con 7 meses pensando que así podría moverse por la casa y explorarlo todo.
Ahora lo veo todo claro pero cuando comenzaron los problemas yo no sabía que el embarazo y los primeros meses de la vida de ella habían sido decisivos en su desarrollo.
Sus primeros problemas se manifestaron en el lenguaje. Con 3 años casi no hablaba y lo que decía no se le entendía apenas. La llevamos al pediatra y nos dijo que era pronto, que dejásemos que madurara, que se arreglaría solo. En el cole también la valoraron y nos dijeron lo mismo, que esperásemos. Pero nosotros sabíamos que algo no iba bien ya que nuestra primera hija a los 2 años hablaba mucho mejor que ella. Además era emocionalmente muy insegura y bastante torpe al moverse. A los 4 años fuimos al otorrino para que valorara su audición y era perfecta, luego nos mandaron al foniatra que dijo que tenía dislalia y nos derivó al logopeda 1 hora a la semana durante 2 años. Mejoró un poco pero seguíamos sin comprender bien lo que nos decía. La niña empezó a ir mal en el cole, confundía las letras en los dictados, invertía los números, se saltaba las líneas al leer, no distinguía la derecha de la izquierda y seguía siendo muy infantil para su edad. No sabíamos qué hacer, no queríamos esperar más pero ni la foniatra, ni la logopeda ni el pediatra nos ayudaban.
Buscando en internet dimos con ESTIMULARE. Cuando Rafael Díaz evaluó a la niña durante 5 horas interminables y nos dijo que tenía un trastornos del procesamiento auditivo, una lateralidad  no definida y 5 reflejos primitivos retenidos entre otras cosas, respiramos aliviados. Está mal el decirlo pero sabíamos que la niña tenía algo y el resto del mundo nos tomaba por locos.
Enseguida empezamos con la terapia. Nuestra hija ha hecho Tomatis, la terapia rítmica interactiva y estamos con la terapia de movimientos rítmicos. Además Rafael nos aconsejó que visitáramos primero de todo a un osteópata craneosacral y antes de la terapia de movimientos rítmicos nos dijo que fuésemos a un optómetra comportamental. Lo bueno de este centro es que te miran a la niña de arriba a abajo y te dicen dónde debes acudir porque están al tanto de las terapias que mejor te pueden ayudar.
Lo primero que hemos notado es que ha aprendido a decir que no y tuvo la etapa de rabieta que no había tenido con 3 años lo que le ha supuesto un gran avance en lo emocional. Estaba más tranquila, dormía mejor y se le entendía más al hablar. Se relacionaba mejor con sus compañeros. La niña ha afianzado su lateralidad diestra y ya escribe mejor. En los dictados ya no confunde los fonemas f y k, o los t y p, ha empezado a discriminarlos.
Lo más importante es que ella ha mejorado su autoestima porque se creía que era tonta. Recuerdo cuando Rafael le dijo un día ¿Cuántas veces has pensado que eras tonta? Y la niña se echó a llorar. Ahora es una niña feliz que, aunque le queda todavía mucho camino por delante, siente que es capaz de cualquier cosa que se proponga.
Espero que este testimonio les sirva a otros padres que como nosotros se sienten incomprendidos por el sistema sanitario y educativo tan rígido que tenemos.
Gracias ESTIMULARE,
Firmado por una madre agradecida