Hace ya tiempo que quiero escribir este testimonio
y me siento en deuda con Rosina Uriarte y sus magníficos blogs por haber sido
auténticos orientadores en el proceso de superación de las dificultades de
aprendizaje de mi hija. Gracias a ellos me he sentido comprendida y he
encontrado explicación a lo que yo estaba viendo en casa. Además, me han abierto
la mirada esperanzada a la posibilidad de recuperación, cosa que todo experto
anterior me negó. He aquí nuestra historia.
Adoptamos a nuestra hija en un país de América
Latina cuando ella tenía 3 años de edad. No podía hablar más que cuatro
palabras: su nombre, su edad, "agua" y "más", o sea, kit básico de
supervivencia. Desconocía vocabulario absolutamente cotidiano y conceptos
básicos (arriba, abajo, rojo, amarillo, etc.). Aunque fue mejorando mucho en
comunicación, no se hacía con el lenguaje. En el cole quisimos que empezara un
año por debajo (o sea, que con 4 años empezara 1º infantil) pero nos dijeron que
eso es imposible, que los niños espabilan en seguida, que son esponjas etc. El
caso es que nosotros nos dábamos cuenta de que, a pesar de todo el tiempo
dedicado y toda la estimulación que recibía en casa, la niña no evolucionaba
normalmente. La llevamos a rehabilitación logo-foniátrica y allí descartaron
hipoacusia, trastorno mental y le valoraron su inteligencia como normal.
Estuvimos yendo un año a logopedia todos los días; mejoró algo pero no
mucho.
En el colegio, cuando avisábamos de que tenía lagunas, de que no evolucionaba como otros niños, nos decían que no nos agobiáramos, que cada niño lleva su ritmo etc. Luego, a mediados y finales de curso, lo que nos decían era que la niña estaba muy estancada y que era muy distraída, que iba muy lenta, que tenía muchas lagunas, que la teníamos que estimular en casa... En fin, sin comentarios. En cualquier caso, sentíamos que nadie nos comprendía ni nos ofrecía una ayuda eficaz.
Para nosotros, lo más desesperante era que aprendía algo... ¡y al día siguiente lo había olvidado por completo! Era como si se hubiera caído la conexión, como si se le hubiera colgado el ordenador. La niña tenía capacidad, al menos, suficiente, porque podía aprender pero no sabíamos qué era lo que pasaba en su cabecita para que lo aprendido desapareciera...
Al final, fui averiguando acerca de las terapias alternativas y con mucha ilusión y cierto miedo al engaño y la decepción, nos lanzamos. Hemos hecho terapia de integración de reflejos primitivos (TMR), reeducación auditiva Berard y terapia visual. El año pasado decidimos que era conveniente que repitiera 2º pues no había conseguido leer y no la veíamos con madurez suficiente como para pasar a 3º. En definitiva, era lo que habíamos querido que ocurriera desde el principio, darle un año para recuperar algo de los tres perdidos al inicio de su vida. Ahora ya prácticamente domina el lenguaje, tiene un nivel de lectura aceptable, es capaz de hacer la tarea sola y bien y, lo más importante para nosotros, ¡no se le olvida lo que aprende!. En mi opinión, la terapia que más le ayudó a desbloquear todas sus dificultades fue la TMR, que hicimos con Eva Rodríguez. Para nosotros ha sido una maravilla contar con su asesoramiento y pondría a mi hija en sus manos mil veces si fuera necesario. Además de una gran profesional es una extraordinaria persona.
A día de hoy ha finalizado 3º de Primaria con notables y sobresalientes (y eso que su colegio ha empezado con el bilingüismo en inglés). Estudiar y hacer la tarea le requiere bastante esfuerzo pero luego obtiene buenos resultados. Los profesores están encantados con ella, la ven muy atenta, motivada, trabajadora, eso hace que se impliquen en el proceso de aprendizaje y todo ello repercute positivamente en su rendimiento.
En el colegio, cuando avisábamos de que tenía lagunas, de que no evolucionaba como otros niños, nos decían que no nos agobiáramos, que cada niño lleva su ritmo etc. Luego, a mediados y finales de curso, lo que nos decían era que la niña estaba muy estancada y que era muy distraída, que iba muy lenta, que tenía muchas lagunas, que la teníamos que estimular en casa... En fin, sin comentarios. En cualquier caso, sentíamos que nadie nos comprendía ni nos ofrecía una ayuda eficaz.
Para nosotros, lo más desesperante era que aprendía algo... ¡y al día siguiente lo había olvidado por completo! Era como si se hubiera caído la conexión, como si se le hubiera colgado el ordenador. La niña tenía capacidad, al menos, suficiente, porque podía aprender pero no sabíamos qué era lo que pasaba en su cabecita para que lo aprendido desapareciera...
Al final, fui averiguando acerca de las terapias alternativas y con mucha ilusión y cierto miedo al engaño y la decepción, nos lanzamos. Hemos hecho terapia de integración de reflejos primitivos (TMR), reeducación auditiva Berard y terapia visual. El año pasado decidimos que era conveniente que repitiera 2º pues no había conseguido leer y no la veíamos con madurez suficiente como para pasar a 3º. En definitiva, era lo que habíamos querido que ocurriera desde el principio, darle un año para recuperar algo de los tres perdidos al inicio de su vida. Ahora ya prácticamente domina el lenguaje, tiene un nivel de lectura aceptable, es capaz de hacer la tarea sola y bien y, lo más importante para nosotros, ¡no se le olvida lo que aprende!. En mi opinión, la terapia que más le ayudó a desbloquear todas sus dificultades fue la TMR, que hicimos con Eva Rodríguez. Para nosotros ha sido una maravilla contar con su asesoramiento y pondría a mi hija en sus manos mil veces si fuera necesario. Además de una gran profesional es una extraordinaria persona.
A día de hoy ha finalizado 3º de Primaria con notables y sobresalientes (y eso que su colegio ha empezado con el bilingüismo en inglés). Estudiar y hacer la tarea le requiere bastante esfuerzo pero luego obtiene buenos resultados. Los profesores están encantados con ella, la ven muy atenta, motivada, trabajadora, eso hace que se impliquen en el proceso de aprendizaje y todo ello repercute positivamente en su rendimiento.
Animo a todos los padres que tengan hijos con
dificultades, y muy especialmente a los padres adoptivos, a buscar ayuda en
estas terapias alternativas. Es un camino que conlleva esfuerzo y sacrificio
diario pero los resultados merecen la pena.
B. (Madrid)